Por Javier Ibarrola
El pasado 15 de febrero, 254 marinos de la Armada de México y seis oficiales extranjeros partieron del puerto de Acapulco a bordo del majestuoso velero Cuautémoc para efectuar el crucero de instrucción “Japón-2009”.
Tras 166 días de travesía que los llevó por el Océano Pacífico hacia el lejano Oriente para entre otras cosas participar en los festejos de los 400 años de comunicación marítima entre México y Asia en la ruta denominada la “Nao de China”, el buque regresó a tierras mexicanas.
Ocho capitanes, 34 oficiales, 99 Guardiamarinas, 6 oficiales extranjeros invitados y 113 elementos de Clases y Marinería eran esperados en costas guerrerenses por el presidente de la república, el secretario de Marina, Almirante Mariano Francisco Syanez Mendoza, el secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván Galván, y las familias de los marinos.
Dos expresiones dieron la dimensión exacta de lo que ha estado ocurriendo y ocurre en el país.
La primera, cuando el Guardiamarina del Cuerpo General de la Armada, Pedro Luis Ortega Palma, dijo en su mensaje:
“El que no sepa rezar que vaya por esos mares, y verá que pronto aprende sin enseñárselo nadie”, se trata de un refrán marinero que sólo entiende aquel hombre de mar que se enfrenta a sus embates.
Y el presidente Felipe Calderón lo entendió cuando en su oportunidad les dijo a los marinos que regresaban a buen puerto lo que había pasado en el país durante su ausencia.
“Puedo decirles, marinos de México, guardiamarinas, que mientras ustedes hacían su travesía, una tormenta económica, casi una tormenta perfecta, (pasó) por la región donde impactó primero y más virulentamente, que fue precisamente en la región de Norteamérica y en Estados Unidos y en las economías vinculadas a ese país, como es la mexicana.
“Impactó el sector de manufacturas, en lo cual nuestro país tiene un desarrollo económico intenso. La crisis financiera internacional impactó severamente a nuestro México.
“Se trata de una tormenta económica que los expertos consideran la más violenta que se haya tenido registro desde la llamada Gran Depresión de 1929. Y fue de tal manera severa, que contrajo casi un 10 por ciento la economía mexicana.
“Pero ante la tempestad, los mexicanos hemos mostrado que precisamente tenemos el coraje y la voluntad para enfrentar el mal tiempo y salir avante”.
Los mensajes cruzados tenías su razón de ser. Durante las tormentas que enfrentaron los marinos en su ruta hacia el lejano oriente, con toda seguridad aprendieron a rezar sin que nadie les enseñara. Y esto no sólo por la fuerza del mar, sino porque sabían perfectamente lo que les esperaba a su regreso: un país desolado por la incertidumbre y presa del crimen y la violencia contra lo que tendrán que luchar.
Calderón y su gobierno se enfrentaron a la tormenta perfecta o casi perfecta, pero no han podido sortearla con efectividad.
El crecimiento económico es lento e incipiente, palabras del propio presidente, y su logro máximo en creación de empleos anual se estacionó en los 20 mil, cuando el país necesita un millón al año.
¿Será que a pesar de la tormenta no han aprendido a rezar… o están esperando que alguien los enseñe?
Ya no se trata únicamente de la tormenta casi perfecta que provocó la economía mundial, ni tampoco el desenfrenado actuar del narcotráfico, hoy los marinos que se incorporan a sus unidades y en general todas las fuerzas armadas permanentes del país tienen ante sí, como nunca, un estado de corrupción desencarnado, como lo que acaba de ocurrir en Pemex.
¿En manos de quién está el país, cuando nuestro único tesoro se lo lleva una tremenda organización para ser tratado en Estados Unidos?
Y no son sólo, como dijo el almirante Saynez “las estructuras que con sus acciones envenenan a nuestros hijos, raptan a nuestros seres queridos, cultivan o introducen enervantes al país, trafican con armas y asesinan a seres inocentes”, los que se han apoderado del país, son ahora aquellos que lo desangran llevándose sus hidrocarburos y asesinando a la principal empresa generadora de recursos.
Afortunadamente los marinos están convencidos de que ahora su deber principal es devolverle a la sociedad lo que otros le han arrebatado, cualquiera que sea el precio de esta acción.
fuerzasarmadas@prodigy.net.mx
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