
Fuerzas Armadas
Por Javier Ibarrola
“Aprovechemos la oportunidad que la tragedia del 4 de noviembre nos brinda para recordar nuestras obligaciones y de honrar la memoria de quienes han muerto sin culpa alguna o por fallas de quienes administran el Estado”.
Cuando el gobierno se decidió finalmente a construir un nuevo aeropuerto fuera de la ciudad de México, un grupo de campesinos armados con machetes echaron por tierra el proyecto, del que jamás se volvería a hablar.
Pocos años después, el pasado día 4 de este mes, quedaría demostrado a un precio demasiado alto, que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) presenta un alto grado de dificultad y una compleja problemática.
Un grupo de analistas militares pertenecientes al “Centro de Análisis y Opinión de Militares Retirados”, entre ellos el ya muy conocido general “W” y el general de División Piloto Aviador Diplomado de Estado Mayor Aéreo, Juan Arturo Villasana Castillo, alguna vez comandante de la Base Militar No. 1 de Santa Lucía, Edomex., más que adentrarse en las posibles causas del accidente en el que fallecieron el secretario de Gobernación, Juan Camilo Muriño, José Luis Vasconcelos y 13 personas más, revisan la problemática actual del AICM.
“Por su posición, se ubica dentro de un especio aéreo reducido por las elevaciones que le rodean. Estas elevaciones van de los 11,000 pies a los casi 18,000 pies y obligan a las tripulaciones que operan aeronaves modernas más pesadas a efectuar maniobras muy precisas para evitar entrar en situaciones críticas. La altitud del aeropuerto es de 7,341 pies.
“El aeropuerto cuenta con dos pistas y en ocasiones por razones de mantenimiento, por el uso continuo de las mismas y las condiciones meteorológicas del área obligan a operar con una sola pista. Esto origina una mayor concentración del tráfico aéreo, aumentando el número de aviones en espera que sobrevuelan el área metropolitana. En consecuencia, aumenta el costo de las operaciones, por el mayor tiempo que estas deben estar volando, incrementando el consumo del combustible, con un mayor desgaste de las aeronaves y fatiga de las tripulaciones, controladores y demás personal que atiende las operaciones aéreas. Además de la contaminación ambiental, aumentando el peligro por los espacios y el número de aeronaves en vuelo”.
Para los analistas militares, son cinco puntos vitales sobre los cuales se debe meditar para la factibilidad de un nuevo aeropuerto en la ciudad de México:
1.- El AICM representa riesgos a la seguridad de las operaciones áreas así como a la población que radica dentro del área metropolitana.
2.- La modernización del AICM no resuelve los problemas de fondo.
El constante incremento del tráfico aéreo no pudo ser subsanado con la sola modernización del aeropuerto, que consistió en la construcción de la terminal dos, la que permite únicamente nuevos espacios para embarque y desembarque, no así las pistas necesarias que permitan hacer más fluido el tráfico de las aeronaves, evitando de esta manera demoras, envíos a aeropuertos alternos o cancelaciones.
3.- Los accidentes aéreos pasados, como el de Cuajimalpa hace unos años y el ocurrido el día 4 de noviembre, nos obligan a repensar y tomar las acciones necesarias a fin de evitar próximas tragedias, tal vez de mayor envergadura, por lo que sería apropiado llevar a cabo simulaciones de diferentes escenarios de posibles accidentes que pudieran ocurrir en el área de control de terminal México y que afecten a la población de la zona metropolitana y considerar la importancia para construir un nuevo aeropuerto.
Y sentencian:
“Aprovechemos la oportunidad que la tragedia del 4 de noviembre nos brinda para recordar nuestras obligaciones y de honrar la memoria de quienes han muerto sin culpa alguna o por fallas de quienes administran el Estado”.

De imaginaria
La mañana del viernes pasado mientras realizaba labores de supervisión en el cuartel de la X Región Militar con sede en Mérida, Yucatán, de la cual era comandante, el general Jorge Alberto Cárdenas Cantón se quitó la vida con su arma de cargo. La Secretaría de la Defensa Nacional informó en un boletín de prensa que Cárdenas Cantón “pasó por un momento de crisis depresiva”. El mismo día de su muerte ocurrió algo “curioso”. El general recibió un correo electrónico con un video hablado en portugués, de esos que inundan la carretera de la información. El video mostraba una cabina de madera montada sobre una acera y con un agujero a la altura de la cara de una persona. Se oían voces llamando a la gente que pasaba y cuando alguien se asomaba recibía un pastelazo en el rostro y decían “primer curioso, primer curioso” y así hasta llegar a ocho y diez curiosos. El general Cárdenas Cantón reenvió dicho correo a un grupo de amigos con la siguiente inscripción: “les prometo risas profundas (como cinco días más de vida) si no se ríen como les prometo, me lo devuelven”. Poco después se dio un tiro en la cabeza.
Por Javier Ibarrola
“Aprovechemos la oportunidad que la tragedia del 4 de noviembre nos brinda para recordar nuestras obligaciones y de honrar la memoria de quienes han muerto sin culpa alguna o por fallas de quienes administran el Estado”.
Cuando el gobierno se decidió finalmente a construir un nuevo aeropuerto fuera de la ciudad de México, un grupo de campesinos armados con machetes echaron por tierra el proyecto, del que jamás se volvería a hablar.
Pocos años después, el pasado día 4 de este mes, quedaría demostrado a un precio demasiado alto, que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) presenta un alto grado de dificultad y una compleja problemática.
Un grupo de analistas militares pertenecientes al “Centro de Análisis y Opinión de Militares Retirados”, entre ellos el ya muy conocido general “W” y el general de División Piloto Aviador Diplomado de Estado Mayor Aéreo, Juan Arturo Villasana Castillo, alguna vez comandante de la Base Militar No. 1 de Santa Lucía, Edomex., más que adentrarse en las posibles causas del accidente en el que fallecieron el secretario de Gobernación, Juan Camilo Muriño, José Luis Vasconcelos y 13 personas más, revisan la problemática actual del AICM.
“Por su posición, se ubica dentro de un especio aéreo reducido por las elevaciones que le rodean. Estas elevaciones van de los 11,000 pies a los casi 18,000 pies y obligan a las tripulaciones que operan aeronaves modernas más pesadas a efectuar maniobras muy precisas para evitar entrar en situaciones críticas. La altitud del aeropuerto es de 7,341 pies.
“El aeropuerto cuenta con dos pistas y en ocasiones por razones de mantenimiento, por el uso continuo de las mismas y las condiciones meteorológicas del área obligan a operar con una sola pista. Esto origina una mayor concentración del tráfico aéreo, aumentando el número de aviones en espera que sobrevuelan el área metropolitana. En consecuencia, aumenta el costo de las operaciones, por el mayor tiempo que estas deben estar volando, incrementando el consumo del combustible, con un mayor desgaste de las aeronaves y fatiga de las tripulaciones, controladores y demás personal que atiende las operaciones aéreas. Además de la contaminación ambiental, aumentando el peligro por los espacios y el número de aeronaves en vuelo”.
Para los analistas militares, son cinco puntos vitales sobre los cuales se debe meditar para la factibilidad de un nuevo aeropuerto en la ciudad de México:
1.- El AICM representa riesgos a la seguridad de las operaciones áreas así como a la población que radica dentro del área metropolitana.
2.- La modernización del AICM no resuelve los problemas de fondo.
El constante incremento del tráfico aéreo no pudo ser subsanado con la sola modernización del aeropuerto, que consistió en la construcción de la terminal dos, la que permite únicamente nuevos espacios para embarque y desembarque, no así las pistas necesarias que permitan hacer más fluido el tráfico de las aeronaves, evitando de esta manera demoras, envíos a aeropuertos alternos o cancelaciones.
3.- Los accidentes aéreos pasados, como el de Cuajimalpa hace unos años y el ocurrido el día 4 de noviembre, nos obligan a repensar y tomar las acciones necesarias a fin de evitar próximas tragedias, tal vez de mayor envergadura, por lo que sería apropiado llevar a cabo simulaciones de diferentes escenarios de posibles accidentes que pudieran ocurrir en el área de control de terminal México y que afecten a la población de la zona metropolitana y considerar la importancia para construir un nuevo aeropuerto.
Y sentencian:
“Aprovechemos la oportunidad que la tragedia del 4 de noviembre nos brinda para recordar nuestras obligaciones y de honrar la memoria de quienes han muerto sin culpa alguna o por fallas de quienes administran el Estado”.

De imaginaria
La mañana del viernes pasado mientras realizaba labores de supervisión en el cuartel de la X Región Militar con sede en Mérida, Yucatán, de la cual era comandante, el general Jorge Alberto Cárdenas Cantón se quitó la vida con su arma de cargo. La Secretaría de la Defensa Nacional informó en un boletín de prensa que Cárdenas Cantón “pasó por un momento de crisis depresiva”. El mismo día de su muerte ocurrió algo “curioso”. El general recibió un correo electrónico con un video hablado en portugués, de esos que inundan la carretera de la información. El video mostraba una cabina de madera montada sobre una acera y con un agujero a la altura de la cara de una persona. Se oían voces llamando a la gente que pasaba y cuando alguien se asomaba recibía un pastelazo en el rostro y decían “primer curioso, primer curioso” y así hasta llegar a ocho y diez curiosos. El general Cárdenas Cantón reenvió dicho correo a un grupo de amigos con la siguiente inscripción: “les prometo risas profundas (como cinco días más de vida) si no se ríen como les prometo, me lo devuelven”. Poco después se dio un tiro en la cabeza.
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