
MILENIO Y PORESTO
Noviembre 25 de 2008.
Fuerzas Armadas
Por Javier Ibarrola
Hace poco más de un año, allá por julio de 2007, el presidente Felipe Calderón lanzó una más de esas campañas que caracterizaron el arranque de su gobierno. Dicha campaña la llamó “Limpiemos México”.
La tarea de limpieza en la que se empeñaba entonces el gobierno calderonista tenía la intención de recuperar los espacios que la delincuencia le había arrebatado a la sociedad, después de los enfrentamientos, hasta cierto punto fallidos, que habían sostenido las fuerzas armadas.
La idea de limpiar a México, sin embargo, pronto demostró que nada funcionaría en tanto hubiera quien se hiciera de la vista gorda para
Noviembre 25 de 2008.
Fuerzas Armadas
Por Javier Ibarrola
Hace poco más de un año, allá por julio de 2007, el presidente Felipe Calderón lanzó una más de esas campañas que caracterizaron el arranque de su gobierno. Dicha campaña la llamó “Limpiemos México”.
La tarea de limpieza en la que se empeñaba entonces el gobierno calderonista tenía la intención de recuperar los espacios que la delincuencia le había arrebatado a la sociedad, después de los enfrentamientos, hasta cierto punto fallidos, que habían sostenido las fuerzas armadas.
La idea de limpiar a México, sin embargo, pronto demostró que nada funcionaría en tanto hubiera quien se hiciera de la vista gorda para
que la droga y el contrabando pasaran impunemente por las carreteras del país hasta llegar a los centros de distribución.
Los intentos gubernamentales siguieron pero los fracasos también, por más que de vez en vez se nos dejaba saber de decomisos y detenciones.
Fue así como el gobierno de Felipe Calderón pasó de la campaña “Limpiemos México” a la “Operación Limpieza”, sólo que esta última nos reservaba grandes sorpresas.
Finalmente el gobierno se decidía a meterle mano a funcionarios de alto nivel quienes amparados en sus puestos dentro de la comunidad de inteligencia policiaca habían amasado fortunas con la venta de información.
¿Cómo estarían las cosas, que elementos del nivel de Noé Ramírez Mandujano , ex subprocurador de Inteligencia Especializada en Delincuencia Organizada, poco tiempo después de ocupar el cargo que dejó José Luis Vasconcelos, muerto en el fatal accidente aéreo del pasado 4 de noviembre, se encuentra también detenido.
El golpe fue de antología. El procurador General de la República, Eduardo Medina Mora salió pronto a enlazar la “Operación Limpieza” con el Estado de Derecho para asegurar que “no responden a intereses particulares o a rivalidades o revanchas, se fundamenta en la aplicación de la ley y el desarrollo de investigaciones ministeriales, en cumplimiento estricto al mandato de los mexicanos y del gobierno de la república a las instituciones federales de seguridad y justicia”.
Y las detenciones siguieron, como la de Mario Velarde, un hombre muy allegado a Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública federal, y quien se había dedicado a golpear fuerte a su exjefe.
En los últimos días el nombre de García Luna no abandonó los titulares de todos los diarios, como de hecho ha sucedido desde hace varios años.
Pero los ataques fueron tan copiosos que como una sorpresa más, el propio presidente Felipe Calderón, desde Buenos Aires, Argentina, salió en defensa de García Luna, diciendo que no existía duda alguna sobre su probidad, de haberla, no estaría donde está.
Parecería que esta declaración con el sello de palabra de presidente, será suficiente para que García Luna duerma tranquilo de hoy en adelante.

Pero…
Solía decir un político ya desaparecido hace varios años que había siempre que pensar al revés cuando alguien nos da su apoyo. “si alguien te dice: ‘mis amigos serán tus amigos’, piensa que te está diciendo: ‘mis enemigos serán tus enemigos’”.
Por eso la palabra de presidente es lo más delicado en política. Calderón debe estar seguro de lo que dice, porque sería impensable que no fuera así, pues sería catastrófico que el presidente engañara a sus gbernados.
“Lo peor que nos puede pasar en la vida, es la sobreprotección”, me comentó más recientemente un general del Ejército, el multicitado en este espacio general “W”, miembro del Centro de Análisis y Opinión de Militares Retirados, y de quien este columnista cuenta ya con su autorización para revelar su verdadera identidad. “No sabemos cuántos mandos en activo están sobreprotegidos, aquellos que caminaron de la mano, en lo pavimentado, sin sobresaltos, cerca del mando superior para que les saque las castañas del fuego.
Y si está situación es grave en los mandos militares, no lo es menos en los civiles. El respaldo presidencial a García Luna es de hecho una licencia para matar, dicho sea en la más inocua analogía.
¿Qué pensarán las demás cabezas responsables de la seguridad de la nación? O se avala a todos o a ninguno. Claro está que para algunos, digamos los secretarios de la Defensa Nacional, de la Marina Armada de México y el Procurador General de la República, su trabajo es su propio aval.
De imaginaria
El suicidio del general de Brigada Diplomado de Estado Mayor, Jorge Alberto Cárdenas Canton, quien fuera comandante de la X Región Militar con sede en Mérida, Yucatán, sigue dando pie a diversas versiones, como la que afirma que se quitó la vida al saber que no ascendería a general de División. Cárdenas Canton pertenecía a una generación de militares que prestaron sus servicios en el Estado Mayor Presidencial, como Pedro Bautista, muerto en un accidente aéreo; Domiro Roberto García Reyes, fallido jefe de seguridad de Luis Donaldo Colosio; Roberto Miranda Sánchez, jefe de Estado Mayor Presidencial de Ernesto Zedillo, entre otros.
fuerzasarmadas@prodigy.net.mx
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