miércoles, 17 de febrero de 2010

El Ejército se queda

Por Javier Ibarrola


¿A quién benefician y a qué intereses sirven esas críticas tendenciosas que buscan tergiversar la actuación institucional y profesional del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos y poner en duda su profesionalismo e institucionalidad?


Para estas alturas nadie duda que las fuerzas armadas sean el sostén de los gobiernos civiles. Cada uno de los generales que cada seis años ocupan la titularidad de la Secretaría de la Defensa Nacional, han apoyado al presidente en turno, unas veces forzados por la disciplina y otras convencidas de que su presencia en la vida nacional es indispensable.
Veamos: el general Antonio Riviello Bazán, secretario con Salinas de Gortari, detuvo el movimiento zapatista en Chiapas, a pesar de que el presidente decretó un alto al fuego unilateral.
El general Enrique Cervantes Aguirre respaldó a Ernesto Zedillo cuando la economía del país explotó.
El general Ricardo Clemente Gerardo Vega García, dejó pasar a Marcos a la capital y retiró a varias bases en Chiapas, tras decir que “esta decisión es política, no militar, y yo no tengo nada que hacer en política”.
El general Guillermo Galván Galván ha tenido que “comerse” los planes de Calderón en cuanto a la lucha contra al narcotráfico, lucha que no ha salido del todo bien, y le puso banderillas de fuego a legisladores y políticos diciéndoles que las fuerzas armadas robustecen al Congreso y al Poder Ejecutivo, lo que puso a temblar a los líderes civiles; y ahora respaldó las reformas de Calderón, lo que tampoco le gustó a la oposición
Los soldados y los marinos han seguido cabalmente a sus líderes y han cumplido con las órdenes que reciben. Pero la en diversas partes del país la violencia ha sido de tal manera grave y confusa, que los propios ciudadanos, como los de Ciudad Juárez ya no quieren ver a los militares en las calles.
En este recuento vuelve a tener validez lo publicado por el Ejército, nada menos que hace 11 años
“¿Qué pretenden, que nos mantengamos inmaculados dentro de nuestros cuarteles y dejemos que avance el cáncer del narcotráfico y sus delitos colaterales?
¿A quién benefician y a qué intereses sirven esas críticas tendenciosas que buscan tergiversar la actuación institucional y profesional del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos y poner en duda su profesionalismo e institucionalidad?
Y es que el narcotráfico no sólo cobró inusitada cuota de sangre, sino que su fuerza colocó al gobierno en la línea de su última defensa, y lo peor es que el presidente da órdenes sin ton ni son, respondiendo al axioma de orden, contraorden; desorden.
No hay nada peor para un Ejército que un mal comandante que no sepa prever las consecuencias de un mal plan. Felipe Calderón comanda en forma suprema las fuerzas armadas, pero las comanda mal.
El año pasado en diferentes ceremonias militares públicas les dijo, primero a los soldados y después de los marinos que muy pronto volverían a sus cuarteles. Y cuando ordenó retirar a dos mil elementos de tropa de Chihuahua parecía que las cosas mejoraban. Y sin embargo fue todo lo contrario, la violencia creció de tal manera que hubo masacres de jóvenes. Calderón, ante los acres reclamos de la gente decidió ir a Ciudad Juárez para escucharlos en directo, y cambiar la estrategia de esta lucha. Para sorpresa de los juarenses, Calderón defendió a capa y espada la necesidad de mantener el Ejército en las calles, en especial de Ciudad Juárez, les guste o no les guste, aunque siguiendo su forma de actuar, envió ya a dos mil policías federales para vigilar la ciudad.
Hoy habrá de estar nuevamente en Juárez y los resultados de su visita distan mucho de ser mejores, porque desde el principio cometió el error de olvidar estrategias básicas que sus asesores seguramente no se las mostraron: por ejemplo:
¿Se exploró y anotó medios no militares que brindan una oportunidad razonable para alcanzar las metas?
¿Había una misión definida y se tenía claro lo que se puede lograr?
¿Cuáles son las amenazas y los riesgos que enfrentarían las fuerzas armadas?
¿Qué nivel de esfuerzo se requería?
¿Cuáles serían los posibles costos, humanos y económicos, de la operación?
Hoy estará Felipe Calderón otra vez en Ciudad Juárez, supuestamente presentará su estrategia. Ya se sabrá qué va a pasar.

De Imaginaria


Opinión de un militar retirado: “Las ideas y el lenguaje de los mexicanos que iniciaron la independencia e hicieron la revolución, entenderían totalmente el contenido del discurso pronunciado por el Sr. Gral. Srio. Galván Galván, “El día de la Lealtad”. ¿Por qué? Porque la actual generación de servidores públicos y oportunistas de otros sectores, utilizan un doble lenguaje, el moral e inmoral. En ninguno de sus actos o acciones se refleja el interés por MEXICO, palabra que sólo tiene un significado en la noble carrera militar. Hoy somos testigos, los soldados en activo y en retiro, de un manejo en la difícil tarea de Gobierno, con errores sin límite y tristemente sin sanciones de ninguna especie, con protagonismos estériles”.

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