miércoles, 9 de diciembre de 2009

Los frentes de guerra

Por Javier Ibarrola

A la mitad del gobierno, Felipe Calderón mantiene abiertos tal cantidad de frentes que ya arrojan pérdidas notables y por ende irrecuperables.
En un amplio discurso pronunciado el pasado 2 de diciembre, el presidente Calderón puso de manifiesto tres elementos que han colocado a la democracia mexicana en una encrucijada: la necesidad de imponer una mayor transparencia para que los partidos no sólo sean objeto de fiscalización por parte de la autoridad electoral, sino que coloquen toda su información en la vitrina pública.
De la misma forma, una mayor participación ciudadana, pues hoy en día los ciudadanos exigen mejores representantes, mejores candidatos y mejores partidos políticos.
Pero sin duda, el frente más riesgoso para la democracia mexicana que busca Calderón lo conforma la posibilidad de que primero los partidos y luego las autoridades sean cooptadas por intereses ilícitos, a través de mecanismos que conforman el vínculo del financiamiento.
Difícilmente los partidos políticos permitirán que el gobierno meta la mano en sus bolsillos, y aunque así fuera, en tanto no se ataque con “toda la fuerza del estado”, el dinero del narcotráfico seguirá fluyendo y no habrá partido que resista un cañonazo de millones de dólares.
Es necesario poner de manifiesto, una vez más, que hace muchos años, quizá cien, según me comentó recientemente un militar retirado, la droga “se siembra, cosecha y transporta –y desde luego comercializa- y cada vez más, se consume. Las superficies de enervantes sembradas y que “dice cada administración que destruyó, si las sumáramos, ya se habría destruido varias veces la superficie de la República Mexicana”.
Con este panorama, el gobierno de Calderón se sumó a la inercia de combatir fuego con fuego que lleva ya tres años, con la advertencia de que esta guerra será muy larga, muy costosa, tanto en los recursos que le ha dedicado, como en el número de bajas entre servidores públicos, agentes judiciales, militares y marinos.
Esta guerra, para nadie es ajeno, ha generado enormes capitales para los narcotraficantes, lo que ha dado paso también a la enorme corrupción en la que se han visto involucradas diversas autoridades, policías de todos los niveles, ministerios públicos, incluidos militares y algunos políticos “pues constantemente existe la sospecha que con consentimiento y en ocasiones sin percibirlo, sus campañas políticas se han apoyado en recursos del narcotráfico”.
De acuerdo con elementos del Ejército que han participado en esta lucha se puede decir que las autoridades “han perdido esta guerra”.
Las iniciativas presidenciales sobre los partidos políticos infieren establecer una labor de inteligencia a toda prueba, con los riesgos que ello representa, como la que anuncia el Secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna con su nuevo “centro de inteligencia”. Ya veremos muy pronto si se trata de un proyecto serio o de un montaje maquillado.
La enorme cantidad de recursos que ha autorizado el presidente Calderón para reforzar los instrumentos de su investigador favorito, les fueron retirados en buena parte al Ejército y a la Marina.
Para legisladores panistas es muy posible que el narcotráfico meta la mano en las campañas políticas del próximo año, “a pesar de las modificaciones legales que se han efectuado”, según lo declaró el senador Alejandro González Alcocer.
Por lo pronto, las coincidencias, esas que dicen no existen en política, pusieron en la mesa un debate innecesario: reformar a las fuerzas armadas con el nombramiento de un civil al frente de la Secretaría de la Defensa Nacional, que no sería extraño que fuera el propio García Luna, para engrosar su “ejército negro”.
El tema es un asunto que se viene ventilándose hace años.
“¿Qué esperaba de nuestros cultos políticos?” comentó otro general retirado. “Por el bien de las fuerzas armadas mexicanas, que en nada se parecen a las de Colombia o Chile u otro país latinoamericano, ya que su idiosincrasia, problemas nacionales, etc.,
son diferentes a las nuestras y espero que no se lleve a cabo que un civil comande las fuerzas armadas mexicanas”.
Por otra parte, se recrudeció la nueva ola de sangre que recorrió Sonora, donde se llevaron a cabo ataques con granadas de fragmentación casi en forma simultánea en los municipios de Hermosillo, Navojoa y Cananea.
Todos estos ataques se atribuyen a luchas internas entre los cárteles que operan en aquellas zonas. Sin embargo la dimensión de los acontecimientos va más allá de un enfrentamiento entre gatilleros.

fuerzasarmadas@prodigy.net.mx
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