martes, 1 de septiembre de 2009

Tercera llamada

Por Javier Ibarrola


¿Qué es más grave: que un cartel del narcotráfico lance amenazas y en última instancia las cumpla cometiendo asesinatos multitudinarios o un líder empresarial diciendo que viven en el pánico total ante la situación económica del país?

Decían nuestros anteriores que el tercer año de gobierno era el definitivo para cualquier presidente, pues se suponía que para entonces ya tenía el control de los rubros torales de la administración pública.
El presidente ya había realizado los cambios que creía pertinentes en su equipo de trabajo, y sobre todo, tenía en marcha su plan de gobierno, su idea, su estilo personal de gobernar.
Pero algo pasa con Felipe Calderón que todo el mundo se le echa encima. Y está bien reconocer, como decía John F. Kennedy, que en un país cuando algo anda mal, todo mundo le echa la culpa al presidente, “después de todo, para eso le pagan”.
Cuando comenté esto con un amigo, me dijo: “pues a Calderón le deben pagar muy bien”.
Claro que esto es meramente anecdótico, por más que sea el reflejo de una realidad espeluznante.
Porque preguntémonos: ¿qué es más grave, que un cartel del narcotráfico lance amenazas y en última instancia las cumpla cometiendo asesinatos multitudinarios o un líder empresarial diciendo que viven en el pánico total ante la situación económica del país?
Es decir, aquí se juntaron los males económicos y de inseguridad, la peor mezcla que pueda enfrentar un gobierno y un país.
Y lo peor es que nos distraemos con Juanitos que mejor les iría de taqueros en cualquier mercado, o la rebatinga de las pocas comisiones legislativas, o si el líder del senado, el perredista Carlos Navarrete protesta con la mano izquierda y amenaza con no acudir a actos a donde ocurra el presidente, o si el presidente se va a meter a las casas a fuerza de celulares y correos electrónicos.
Esto aquí en la ciudad. Y afuera, el alcalde de Ciudad Juárez ya no quiere al Ejército en su ciudad y mejor se pasea por las televisoras estadounidenses buscando cobijo yanqui.
Y quizá no le falte algo de razón, cuando vemos ya masacres a mansalva, otra vez decapitados, y para empeorar el panorama, inexplicables enfrentamientos entre militares y policías.
Lo peor es que ya no nos sorprende nada de esto, nuestra capacidad de asombro quedó rebasada, tan rebasada como la coincidencia de acontecimientos.
El “Desertor Verde Olivo” asiduo remitente de análisis a este espacio, me decía apenas hace un mes, que para contrarrestar a un posible estallido social, el gobierno se ha servido hasta del narcotráfico, con base a una estrategia de cinco puntos:
“1.- Incrementar la clientela para la renta de una sola plaza a interesados del mercado de las drogas, a través de concesiones encubiertas, por agentes intermediarios de múltiples partidos políticos y gobiernos estatales.
“2.- De esta manera, se inscriben varios cárteles a la vez en una sola plaza, y se incrementa el abaratamiento por competencia estrecha del mercado, el reclame del tributo, al gobernante concesionario, con la libertad de reforzar los pelotones de choque con nómina de las policías de tres niveles de gobierno.
“3.- Es entonces cuando acciona el slogan del programa presidencial “El presidente del empleo” con el propósito de reclutar a la porción mayor posible de eta masa ociosa desempleada, a los pelotones de exterminio que se consumarán en el “Circulo de Fuego” planeados por asesores del FMI.
“4.- Emitir un mensaje de terror de estado encubierto, en ellos enfrentamientos de los pelotones de exterminio, que inhibirán toda conducta de resistencia y reclamo de asociaciones sindicales, obreras, campesinas, ecologistas, mineras, bajo también el mensaje de la presencia de las fuerzas policiacas, navales, militares, que también sus elementos de tropa, oficiales, algunos jefes y generales entran también al “Círculo de Fuego”.
“5.- Reforzar el terror, con ablandamiento al resto de la masa popular, con el terror de una epidemia, de moral virus mutado en laboratorio capitalista, cuando desde antes esta fracción de esta masa, ya sucumbe por enfermedades que produce el hambre”.

De imaginaria

Llega a este espacio a través del Centro de Análisis y Opinión de Militares Retirados (Caomir), la carta que la Coronel Enfermera en situación de retiro, Fernanda Sánchez Márquez, le hace llega al secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván Galván. En ella expone sus vicisitudes para conseguir medicamentos en las farmacias subrogadas con las que trabaja la Sedena. El texto es prolijo y bien merece ser tratado en otra ocasión, pero baste señalar algunas quejas de la Coronel Sánchez Márquez: Tiempo excesivo en suministrar los medicamentos; información incompleta al paciente sobre los requisitos que debe cumplir; la farmacia no cuenta con los medicamentos; deficiente coordinación e información entre todos los niveles involucrados, Dirección de Sanidad, médicos que prescriben, farmacia de las Instituciones Militares y las subrogadas; las farmacias están pensadas para residentes del DF y no foráneos; elaboración incorrecta de recetarios. Por cierto hace unos días se graduó una nueva generación de enfermeras. ¡Suerte!

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