martes, 3 de febrero de 2009

Entre el honor y el deber



Por Javier Ibarrola


Entre el honor y el deber

La misteriosa ejecución del general de Brigada, Diplomado de Estado Mayor del arma de Infantería. Mauro Enrique Tello Quiñones, se suma a una serie de ataques que últimamente han resentido diversas instalaciones y partidas militares.
Siete líneas y media bastaron a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para “confirmar el fallecimiento de un general retirado”, más de doce horas después de que el cadáver del general Tello Quiñones fuera encontrado acribillado en el poblado de Cristóbal Colón, cerca de Can Cun a la salida de la carretera que conduce a Mérida, Yucatán.
Como suele suceder en estos casos, la preocupación de la Secretaría de la Defensa Nacional es tal, que de inmediato adelantó que el militar en cuestión había pasado a situación de retiro con fecha 1 de enero de 2009.
Tello Quiñones nació el 21 de noviembre de 1946, es decir, cumpliría 63 años el próximo mes de noviembre, límite que se marca a un general de Brigada para que siga en el servicio activo, en caso que precisamente el 20 de noviembre de 2009 no ascendiera a general de División. El general Brigadier se retira a los 61 y el de División a los 65 años de edad.
Cuesta trabajo aceptar que un general con su trayectoria, si bien con claroscuros, deje el servicio activo aun con la posibilidad de ser divisionario, para ser “asesor” de un alcalde, como dice el boletín de la Sedena.
Pero eso queda en los usos y costumbres de la burocracia militar.
Tello Quiñones tiene antecedentes en ambas áreas: en el sector policiaco y desde luego en el militar.
Su primer mando militar de importancia fue sin duda la jefatura del Estado Mayor de la 29ª Zona Militar, con sede en Minatitlán, Veracruz en septiembre de 2005. Posteriormente fue comandante de la 21ª Zona Militar, en Morelia, Michoacán, donde sustituyó al general Enrique Chávez Chiquillo y permaneció hasta el 22 de noviembre de 2007, cuando fue sustituido por el general Jesús Ballesteros Topete.
Su carrera se fue entrelazando con funciones policiacas y llegó a formar parte del equipo del general Enrique Salgado Cordero, Secretario de Seguridad Pública en 1998, cuando fungió como Director General de Agrupamientos.
Tello Quiñones se vio involucrado en el caso Buenos Aires e incluso un juez dictó orden de aprehensión en su contra, “acusado de homicidios calificados”. Finalmente quedó libre de toda acusación.
Ya al frente de la comandancia de la 21ª Zona Militar con sede en Morelia, Michoacán, el general Tello Quiñones se declaró legal y permanentemente en guerra contra las organizaciones del narcotráfico, y una de sus primeras acciones militares fue mandar a mil soldados a la zona de Tierra Caliente, cerca de Guerrero, en busca de quienes habían asesinado a cinco militares y herido a cuatro más durante un enfrentamiento frente a la alcaldía de Carácuaro, el 2 de mayo de 2007.
Tello Quiñones tenía el perfil necesario para actuar en todos los frentes, incluso en el político, lo que se hizo manifiesto cuando el 19 de febrero de 2007, leyó en Morelia el mensaje que Felipe Calderón enviaba a esa zona con motivo del Día del Ejército.
“Sabemos que en la guerra contra los enemigos del orden público falta mucho por hacer y ello exige redoblar esfuerzos. Seguiremos con nuestras acciones en la lucha contra el crimen y por restablecer la paz y la seguridad de los mexicanos. Pero también, para lograr mejores resultados, debemos abocarnos a modernizar nuestras leyes e instituciones en materia de seguridad y procuración de justicia. Debemos hacerlo porque sólo hay futuro para la Nación, si el Estado recobra condiciones mínimas de seguridad y tranquilidad para los ciudadanos, porque sin paz pública no hay futuro”.
¿Realmente estaba asesorando a un presidente municipal que busca la gubernatura de su Estado acatando una consiga política o de plano sólo buscaba una chamba como muchos otros militares que al dejar el servicio activo, sus pensiones no les alcanzan para vivir más o menos decentemente?
Porque lo otro sería espeluznante, es decir, en caso de haber estado coludido con algún grupo delictivo y cayó en una de tantas venganzas entre cárteles.
El escueto y casi despectivo boletín de prensa emitido ayer por la Secretaría de la Defensa Nacional no alcanza ni a contestar estas interrogantes, lo que empantana más el caso.
Una vez más, la única disyuntiva que queda clara ante la vida de un militar, es moverse entre el honor y el deber. Quizá el deber lo pueda cumplir cualquiera, pero pocos, ya se ve en diferentes frentes, pueden actuar con honor.

fuerzasarmadas@prodigy.net.mx
www.fuerzasarmadasmexico.bogspot.com


2 comentarios:

ARMANDO GARCIA SUAZO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ARMANDO GARCIA SUAZO dijo...

Disculpe, por un error involuntario suprimí mi comentario. Ahora mismo lo repito:

Es difícil conducirse con Honor cuando el Estado Mexicano está siendo rebasado por los intereses creados, principalmente los del narcotráfico. (Milicia incluida). Bajo este esquema, el deber queda relegada a la simple obediencia del mando superior, sin importar que tan honorable sea dicha acción. Así el honor desaparece, junto con la oportunidad de tener una vida real republicana, institucional, que antaño el Ejército y Fuerzas Armadas atendían con orgullo. Ahora, solo queda ver como sus integrantes quedan infamemente asesinados en el suelo o en sus autos, sin oportunidad de morir honorablemente defendiendo la patria. Un caso más del Estado fallido.

Lo invito a que también visite mi blog.

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