martes, 6 de enero de 2009

A la mitad del camino

Por Javier Ibarrola


Con todo lo cabalístico e inútil que resulta echar mano de sentencias populares que llegan a infiltrarse en la política, el país llega con muchos trabajos al tercer año de administración de un gobierno monotemático que no tiene mucha tela de donde cortar.
Sin embargo, la sociedad mexicana, abatida por la inseguridad pública, sigue confiando, como lo hace año con año, que este nuevo ciclo venga preñado de soluciones o al menos de buenos augurios para salir de la crisis de varias cabezas que azota a la nación.
Aquellos que confían en la filosofía tradicional, aseguran que este tercer años de gobierno será el clásico y definitivo año en el que el presidente eche toda la carne al asador, para que el pueblo, recurriendo a un dicho popular más, no tenga que cambiar de caballo a la mitad del río.
Mermado en su equipo de gobierno, en algunos casos por la desgracia yen otro por la ineficiencia, Felipe Calderón se volvió monotemático en su discurso porque la delincuencia no le ha dejado otro camino y lo peor del caso, le ha ganado la mayoría de las batallas, sobre todo en lo que se refiere al tráfico de drogas.
Y esto, desde el punto de vista operativo, tiene una razón de ser: ¿Quién encabeza o comanda la lucha contra el narcotráfico? ¿Cuál de estas cabezas es la dirige esta guerra, porque se insiste en llamársele así: el presidente, el Procurador General de la República, el Secretario de Seguridad Pública federal, el secretario de la Defensa Nacional o el secretario de la Marina-Armada de México.
La muy recientemente aprobada Ley General del Sistema de Seguridad Pública resume las metas planteadas el 21 de agosto pasado en Palacio Nacional para tratar de meter en cintura a los delincuentes.
Sin embargo, no podía responde más como lo izo: un largo listado de programas en su mayoría administrativos para formar a los nuevos policías que habrán de hacer frente a la delincuencia organizada.
Pero, una vez más, esta ley deja en el aire responsabilidades que se refieren a las cabezas que deberán llevar a cabo dichos programas y, más aún, dejan fuera a las fuerzas armadas de este ambicioso aunque burocrático esfuerzo.
Incluso pareciera que se volvió a los tiempos de creación de la Policía Federal Preventiva, cuando el entonces comisionado Wilfrido Robledo dijo que
le llevaría por lo menos diez años para formar las fuerzas que necesitaría dicha corporación para
funcionar con eficiencia.
Fue entonces cuando el presidente Ernesto Zedillo ordenó la incorporación a la PFP de la 3ª Brigada de Policía Militar, cuyos efectivos aún permanecen encuadrados ahí.
Esta indefinición en la designación del mando en esta guerra habla de una desconfianza interna o lo que sería peor, que algunas de esas instituciones ya hubiesen tirado la toalla.
Porque a pesar de todos los planes y estrategias, el combate al narcotráfico sigue quedando a nivel de pleito callejero y el mando, cualquiera que este sea, no se decide por alguno de los dos caminos ya mencionados en otras ocasiones: o se combate el cultivo de droga o se combate la violencia. Ambos polos están debilitando la fuerza del estado. Y si a esto le agregamos que el narco ha penetrado a todo nivel, incluso a los cuerpos de Guardias Presidenciales encargados de la seguridad del presidente, el panorama no puede ser más aterrador.
El presidente Felipe Calderón tiene un plan bajo la manga para atacar con efectividad al narcotráfico, pero no se ha decidido a llevarlo a cabo. Sin embargo, le queda poco tiempo para hacerlo, antes de que el agua del río lo tape.


De imaginaria

El general de Brigada, Diplomado de Estado Mayor, Víctor Arturo Jurado fue designado presidente del Tribunal Superior de Justicia Militar. El general Jurado estaba al frente del Estado Mayor de la I Región Militar con sede en la ciudad de México, al mando del general de División Salvador Cienfuegos Zepeda.

fuerzasarmadas@prodigy.net.mx
www.fuerzasarmadasmexico.blogspot.com

No hay comentarios: